ANTES DE TIEMPO

María Luisa Fernández Moreno.- La primera tarde que mi madre sacó a pasear a su Antonio a la plaza un incómodo ir y venir de gente se les acercaba y, con intencionado retintín y desconfianza, le preguntaba que si era hijo suyo. Veintiún años los separaban. Y es que la abuela Ana María rondaba el medio siglo cuando lo trajo al mundo.

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