San Andrés Apostol en la parroquia de Moral de Calatrava

Moral de Calatrava, 30 nov 2021.- Hoy celebramos la festividad de San Andrés, fue probablemente el primer apóstol de Jesús, y está considerado el primer patriarca de la Iglesia ortodoxa.

La parroquia de Moral de Calatrava lleva su nombre, San Andrés se encuentra representado en el presbiterio junto a cinco pinturas más, he sacado una recopilación del artículo nº 3 sobre la parroquia publicado por José Acedo Sánchez en www.esquinademauricio.es.

Las pinturas deben pertenecer a los siglos XVI o XVII, siendo copias o imitaciones de otras obras de autores conocidos de la época, a excepción de “La Trinidad” de Luis Tristán que es original.

1. San Jerónimo penitente

Empezando por el número 1 que representa a San Jerónimo penitente, el que existe en Moral es de autor anónimo. En la época del renacimiento se realizaron muchas obras representando a San Jerónimo penitente por pintores tales como Caravaggio, José de Rivera “el Españoleto”, Alonso Cano, Van Dyck, etc.

San Jerónimo parece que nació en Dalmacia (antigua Yugoslavia) en el siglo IV. El sobrenombre se debe a que, con objeto de hacer penitencia, se internó en el desierto donde, a través de sus ayunos y austeridades, pasa largas angustias y luchas que amenazan su perseverancia y ponen en peligro su pureza. Para reducir los ímpetus de la carne y reprimir la imaginación, recurría, no menos que a la penitencia, al estudio.

Por su dominio de varios idiomas, entre ellos el latín, tradujo a este idioma la Biblia conocida como “Vulgata”, nombre que recibe por estar dedicada para el pueblo. Esta Biblia fue la oficial de la iglesia católica durante 15 siglos.

2. La Trinidad de Tristán

“La Trinidad”, catalogada como perteneciente a Luis Tristán de Escamilla, discípulo del Greco, con quien trabajó entre 1603 y 1606. Después marchó a Italia hasta 1613 en que volvió a España. Nació y murió en Toledo (1585-1624), en cuya provincia se encuentra prácticamente toda su obra. Dada la época en que vivió este pintor esta obra debió ser pintada a finales del siglo XVI o principios del XVII

Otro cuadro de Luis Tristán representando “La Trinidad”, pintado en 1624 y ubicado en la catedral de Sevilla, según consta en el libro “Los siglos del Barroco”, concretamente en el capítulo sobre “La pintura barroca en el Toledo del siglo XVII”. Esta debió ser una de las últimas o quizá la última obra que pintó Tristán, puesto que murió en 1624. Se puede ver la similitud con el cuadro existente en Moral. Ambas pinturas están basadas en la obra del Greco con el mismo nombre, actualmente ubicada en el Museo del Prado de Madrid.

3. La Inmaculada Concepción

Una cosa curiosa es que generalmente se representa la Inmaculada Concepción con la túnica blanca y el manto azul, por ejemplo la célebre Inmaculada de Murillo, mientras que la que existe en Moral tiene la túnica de color rojo que corresponde al color que llevaban las vírgenes en tiempos de Cristo y el manto azul que usaban las madres en Palestina.

4. El milagro de San Blas

Obra de autor anónimo que representa a San Blas, obispo de Sebaste (actualmente Sivas en Turquía), durante el momento en que lleva a cabo el famoso milagro.

Se cuenta que una mujer tenía a su hijo agonizando porque se le había atravesado una espina de pescado en la garganta. Corrió hacia un lugar por donde debía pasar el santo y se arrodilló presentándole al enfermo que se ahogaba. San Blas le colocó sus manos sobre la cabeza al niño y rezó por él. Inmediatamente recobró la salud. Como consecuencia de ello, se tiene a este santo como patrón de las enfermedades de garganta.

5. El martirio de San Andrés

Este cuadro da nombre a la ermita como Parroquia de San Andrés.

Corresponde al martirio de San Andrés. Se trata de una copia bastante buena de un cuadro del pintor flamenco Peter Paul Rubens, pintado por este en 1638. Según una tradición muy antigua se cuenta que el apóstol fue crucificado amarrándolo a una cruz en forma de X y allí estuvo durante tres días.

6. El martirio de San Sebastián

Por último, el cuadro representa el martirio de San Sebastián, quien fue atado a un poste donde le lanzaron una lluvia de flechas los soldados del emperador romano Maximiano, dándole por muerto. Fue recogido por sus amigos, quienes al verlo con vida lo llevaron a casa de una noble cristiana llamada Irene, manteniéndole escondido hasta que quedó restablecido.

El cuadro existente en Moral es una representación de San Sebastián y Santa Irene.