Personajes Ilustres del siglo XX.- HERMANOS MORA GARGÍA (Artistas)

Tomás Fernández Moreno.- Me he tomado la libertad de catalogar, a estos dos destacados hermanos moraleños, con el nombre genérico de artistas, porque Antonio y Luis Mora García eran unos verdaderos genios del arte.

Cada uno de ellos destacaba individualmente en alguna de las muchas facetas artísticas que cultivaban, todas ellas con gran destreza y acierto.

 

Fueron unos artistas inclasificables pero de una fructífera imaginación, saliendo de sus manos verdaderas obras de arte. Consagrados como excelentes decoradores, estaban especializados en la construcción y en el dorado de los retablos de tipo religioso. Trabajaban igualmente bien la cerámica o la talla en cualquier material, la pintura, el estuco, el bajorrelieve, la escultura y hasta la fotografía; arte en el que estaba especializado Antonio desde la temprana edad de los 17 años.


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Antonio Mora García, el mayor de los hermanos, nació en el año 1902, en la calle de La Monja de Moral de Calatrava. Destacó desde muy temprana edad en el arte de la fotografía, y era conocido popularmente como «Mora, el Fotógrafo». Tenía su estudio junto a la Cruz del Barranco, haciendo esquina con la calle de la Monja. Fue durante medio siglo el fotógrafo «oficial» de Moral de Calatrava desde finales de la década de los 20 hasta mediados la década de los 70 del pasado siglo XX, época en la que se traslada a Madrid con toda su familia; lugar donde falleció años más tarde.

Antonio Mora retrató a varias generaciones de moraleños, siendo muy valorado por su gran virtuosismo y profesionalidad; hasta al más feo lo sacaba guapo en sus geniales composiciones. A nivel provincial brilló por sus reproducciones fotográficas, perfectas, limpias, claras, con infinidad de detalles y de excelente gusto; a las que daba una sensibilidad especial y un toque característico y propio. Sus fotografías fueron expuestas en distintas ciudades españolas, haciéndose un hueco entre los artistas del gremio y alcanzando renombre a nivel regional. También se dedicaba con gran acierto a la pintura y estaba muy solicitado en los distintos pueblos de la provincia para la realización de importantes obras de acondicionamiento y restauración de iglesias.


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Luis Mora García, ocho años menor que su hermano, nació en el año 1910 en la casa familiar de la calle de La Monja de Moral de Calatrava, estaba casado con Matilde Mecinas Lerma con la que tuvo una hija: la pequeña Luisa Mora; hija póstuma al nacer cuatro meses después de su fallecimiento. Luis, por sus condiciones innatas estaba considerado como un genio artístico, a esto había que sumar su gran inteligencia, su maravillosa intuición y su infatigable laboriosidad, todo esto le llevó a cursar estudios, durante varios años, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Su especialidad artística era sobre todo los dorados finos de todo tipo: en retablos, púlpitos, andas y demás construcciones artísticas religiosas; donde demostró una especial maestría.

También cultivó con excelencia el arte de la pintura al óleo y con otras técnicas. Como dato curioso hay que comentar que Luis Mora fue uno de los primeros que, en la provincia de Ciudad Real, empezó a pintar automóviles al Duco: (Duco era un nombre comercial asignado a una línea de productos de laca automovilística desarrollado por la compañía DuPont en 1920. Bajo la marca comercial Duco).


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Desgraciadamente su carrera artística fue demasiado corta y se vio truncada al morir repentinamente, a la edad de 33 años, en un desafortunado accidente. Así lo contaba la crónica periodística de la época de la provincia de Ciudad Real: “Cuando regresaba, el pasado miércoles, procedente de Madrid, en unión de su hermano Antonio, en el expreso de la noche, fue arrollado y muerto por el tren, al bajar en marcha en la estación de Valdepeñas, nuestro querido amigo, insigne paisano y famoso artista local Luís Mora García…”

Luis Mora García, falleció el día 1 de septiembre de 1943 en un desgraciado accidente, ocurrido en la estación de tren de la vecina ciudad de Valdepeñas, a la temprana edad de 33 años. Su cuerpo yace en el cementerio municipal de Moral de Calatrava. Su hija, Luisa Mora, siguió muy pronto los pasos de su padre, pasos marcados por los genes del artista. En la actualidad Luisa está afincada en Moral de Calatrava y es una reconocida y valorada pintora, que ha expuesto su obra a nivel internacional en galerías de ciudades como Sevilla, Madrid, New York, Miami, etc….


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Fueron los hermanos Mora dos artistas olvidados de su tiempo, y que se circunscribieron a la ciudad de Moral y su entorno; sin ampliar sus horizontes artísticos a otros lares donde se pudiese contemplar la calidad de su obra. En un corto periodo de tiempo, estos dos hermanos artistas, realizaron juntos obras como: un púlpito y dos confesionarios para la Parroquia de Santa Cruz de Mudela, dos confesionarios y un púlpito estilo renacentista para la Parroquia de Calzada de Calatrava, un retablo estilo románico para la Parroquia de Argamasilla de Calatrava, un confesionario para la Parroquia de Alcázar de San Juan, un confesionario estilo gótico para el Convento de los Dominicos de Almagro, dos retablos de estilo renacentista para la Parroquia de Tomelloso; pero de la obra que se sentían más orgullosos era la del retablo de estilo gótico de la Parroquia de Puertollano, considerada una verdadera obra de arte y una joya artística por los entendidos de la época, (en la actualidad no se puede contemplar, este precioso retablo, en la Iglesia Parroquial de Puertollano, ya que el mismo fue vendido y desmantelado a finales de la década de los cuarenta del pasado siglo XX. Se desconoce su paradero).


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El último encargo que se les había encomendado, antes de la fatídica muerte de Luis, fue la y decoración del Teatro-Cine Coliseo de Moral de Calatrava, que estaba sito en la calle Cervantes esquina con calle General Espartero (actual supermercado). Dado el gran volumen de trabajo que acapararon durante algún tiempo, los Hermanos Mora se tuvieron que rodear de un competente equipo de artistas locales entre los que se encontraban: Fermín Sancho, un maestro en materia de pintura; el conocido pintor Jesús Bernalte y Antonio Trujillo Valencia, maestro carpintero.

Espero que esta pequeña reseña biográfica nos ayude a conocer un poco más a estos dos excepcionales hermanos y artistas moraleños, y a que nos animemos a conocer algo de su prolífera obra, la cual se encuentra repartida por la mayoría de los pueblos de la provincia de Ciudad Real.

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