Oficios desaparecidos.- La partera

Mª Dolores López-Tercero Sánchez.- El bipedismo, el gran tamaño del cerebro de la cría y la forma que presenta el canal del parto del Homo Sapiens, hacen que este sea un momento de riesgo, por lo que es necesaria la ayuda de profesionales en este ámbito, para evitar ciertos peligros a la madre y su hijo.

De tal modo, encontramos, desde tiempo inmemorial, la figura de la partera.


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Si quieres saber un poco más sobre este antiguo oficio, que aún en la actualidad existe, así como su consideración en épocas como la Edad Media y posteriores, o quien fue la última partera de Moral de Calatrava, Esquina de Mauricio te invita a seguir leyendo.

A partir de la Edad Media, coincidiendo con el periodo histórico de mayor auge de religiosidad cristiana y evangelización de analfabetos, los dolores del parto eran considerados como un castigo divino que la mujer recibía por todos sus pecados.

Por ello, toda práctica que se realizase para mitigar o evitar dichos dolores era mal considerada. Las parteras tenían conocimientos sobre hierbas y preparación de brebajes para aliviar las molestias, lo que propició que fueran acusadas de magia y brujería, a lo que se añadía el dar solución a ciertas enfermedades femeninas, consejos sobre anticonceptivos y abortos; así, como también, eran acusadas de pactar con el demonio, de quien se decía que obtenían todos sus conocimientos.


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Muchas parteras fueron acusadas de hechiceras, magas y brujas, lo que provocó que algunas de ellas ardieran en la hoguera, frente a la población a la que asistían.

No fue hasta el siglo XIX, cuando los médicos comenzaron a interesarse por la obstetricia. El hecho de que no lo hicieran antes se debió a que, tratar a la mujer y sus partes íntimas, provocaban que su dignidad se rebajara (ya que la mujer siempre fue considerada inferior al hombre) y éste, pudiera ser apartado por la sociedad del momento.

En el caso concreto de Moral de Calatrava, encontramos a Manolita Clemente como última partera que atendió a las preñadas en sus domicilios, en los años cuarenta y cincuenta, asistiendo en muchos casos a los médicos D. Julián Gómez Cabeza y D. Manuel Quero Malo.


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Nació en la década de los años veinte, en esta misma localidad, estudiando en la maternidad de Santa Cristina, en Madrid.

Residió en Moral de Calatrava (donde tiene dedicada una calle) hasta 1967, cuando contrajo matrimonio y marchó a Vitoria, donde continuó su profesión de partera en la Seguridad Social. Falleció hace varios años.