Moral de Calatrava, 19 agosto 2021.- Hace años publicamos un articulo de Lorenzo Fernández Molina, en el que hacia una descripción de lo que era y es, la Cruz del Barranco de Moral de Calatrava
Ultimamente se ha hablado de este monumento, principalmente por el estado en que se encuentra. Hoy, por fin se inician las obras de restauración, reparación diría yo. Algo muy necesario puesto que para los moraleños se trata de un Bien Cultural Local.
Artículo de Lorenzo sacado de sus «Recuerdos del Pasado» publicados en esta página
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CRUZ DEL BARRANCO
NOMINACIÓN E HISTORIA:
Está ubicada de una pequeña capilla de planta octogonal y cubierta de forma piramidal con teja curva para exaltamiento del símbolo de la Cruz, en la proximidad a un barranco.
Madoz en 1845 dice: «Una ermita pequeña llamada Cruz del Barranco».
Hervás y Buendía en 1899: » La Cruz del Forcallo en la hoy esquina de la Cárcel y la del Barranco, eran humilladeros levantados en honor del signo de la redención, los que comúnmente se hallan en otros pueblos a la entrada».
Respecto al origen del lugar nos podemos encontrar con posiciones bastante distintas como podemos ver y analizar.
1 Por tradición oral: En la antigüedad del pueblo existía un pozo o barranco en el sitio en que actualmente se encuentra la capilla. Allí daban de beber a las bestias y ganados los habitantes del pueblo. Cierto día se encontraron con que había una cruz y considerando su aparición como un milagro se le comenzó a venerar. Poco tiempo después se hizo una pequeña ermita que ha existido hasta los albores del 1936. Como consecuencia del incendio a que se sometió la capilla, ésta quedó arruinada. Acabada la contienda se hizo la actual; mayor que la anterior y de forma hexagonal y que sigue abriendo el mes de mayo para el exaltamiento de la Santa Cruz.
2 Existía un huerto propiedad de los Condes del Forcallo, en cuyo muro oeste se apoyaba la Cruz del mismo nombre. Era un humilladero levantado en honor del signo de la Redención de la Cruz. El muro que le servía de apoyo se derrumbó por el hundimiento de una noria, quedando la Cruz medio sepultada. Desde entonces se le siguió denominando la Cruz del Barranco.
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La primera versión me fue contada por una persona ya difunta y que la recibió de padres a hijos. Puede no ser muy creída por la aparición milagrosa de la cruz. La segunda, la más extendida, viene con una clara confusión al unificar la del Barranco y la del Forcallo. No se sostiene a la vista de lo manifestado por Hervás y Buendía.
He querido reflexionar e intentar buscar algo de verdad en cuanto a las dos palabras que lo definen: «Barranco» y «Cruz».
Estamos a mediados del s-XV y Moral escasamente ha llegado con sus construcciones hasta la calle San Antón. En la «Cruz del Barranco» divergen el camino carretero y el Cordel de los Portillos., Allí convergen desde tiempo inmemorial las pendientes de sus alrededores, y en época de lluvias se estancan formando una pequeña laguna. Hombres y bestias la rodean con facilidad; no existe sino campo.
En que podemos fundamentarlo:
Con ver la inclinación de las cinco calles adyacentes podemos deducir si puede o no ser verdad. Debemos tener presente que ya en los tiempos actuales para dar salida a las aguas se debió elevar el piso de la zona.
Esta zona de Moral no es pródiga en pozos. ¿Con cuántos pozos contaría Moral en aquellos años? ¡Seguro que pocos y en esta zona posiblemente ninguno! Habría necesidad de agua y la acumulación no les vendría nada mal para dar de beber a los animales cuando salieran al campo por esta zona.
Claro que eso sólo era posible cuando había agua de lluvia estancada. La solución era fácil, hacer la balsa más honda, profundizar más hasta llegar a hacer un barranco tipo pozo para tener mayor reserva de agua.
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En que podemos fundamentarlo:
Aquí se nos habla de un barranco, o sea de la quiebra del terreno producida por corrientes de agua o por otras causas. Aquí no corre agua hacia ningún lado, se estanca. ¿Qué otra u otras causas puede haber que ellos intenten cubrir sus necesidades en una zona que cae fuera del pueblo?
Hemos analizado el «Barranco». Ahora debemos analizar la «Cruz».
Trascurre el tiempo, con un barranco o pozo lleno de agua de lluvia utilizada para dar de beber a los animales y, posiblemente, para regar algún huerto de su proximidad, llegamos a comienzos del siglo XVII. El pueblo ha seguido avanzando en sus construcciones y ha alcanzado la altura de la calle la Monja.
Desde la Baja Edad Media se extiende por todo Occidente la devoción a la Santa Cruz y la Pasión de Jesús. Los artífices de esta veneración son, principalmente, las órdenes mendicantes y especialmente los franciscanos. A ellos debemos la propagación de las devociones pasionales, el viacrucis y los cultos de Semana Santa.
Una de las facetas de esta devoción universal a la cruz y la pasión fue la santificación de los caminos con la colocación de cruces en las intersecciones. Con la colocación de cruces en las bifurcaciones, generalmente en la salida de las poblaciones no sólo se cristianizaba el lugar, sino que se cumplía una finalidad práctica al servir la cruz de orientación al caminante, al modo que hoy hacen las señales de tráfico: la cruz indicaba que el camino principal siempre era el de la izquierda.
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Al pasar junto a la cruz el caminante inclinaba la cabeza o se arrodillaba para encomendarse a la protección divina en tan peligrosa travesía. Al finalizar el trayecto y entrar en la siguiente población, la genuflexión era una acción de gracias por haber terminado con bien la travesía. Debido al acto de humillarse ante las cruces, tomaron los lugares el nombre de humilladeros.
La erección y mantenimiento corría a cargo del concejo, pero en otros lugares fueron las cofradías, especialmente las de la Vera Cruz, las encargadas de su custodia y reparación.
Desde mediados del siglo XVI comienzan a hacerse edificios cerrados, de volumen cúbico, orientados hacia la población, con la cruz fuera de sus puertas y propiedad de las cofradías. Estos edificios, llamados ermitas por su situación extramuros o humilladeros por su función caminera,
Moral no tuvo contacto hasta 1623 con ninguna orden mendicante. Cuando los franciscanos llegan a Moral deben edificar el edificio religioso. Se crea la Cofradía de Soledad y Vera Cruz y comienzan a instituirse ritos y devociones religiosos.
¡Oh, milagro! Cierto día aparece una cruz en el cruce de caminos. La sorpresa de los vecinos debió ser grande, probablemente nunca habían visto una cruz en la calle. ¡Milagro!
A partir de aquí la tradición oral nos dice todo su devenir en la historia moraleña.
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En Moral tenemos constancia de tres cruces o humilladeros, pero posiblemente debió haber alguna más en la Plaza salida a la calle Puerta de la Villa y de Almagro, hoy del Oro, izquierda y antiguo Ayuntamiento donde se hizo el Arco de la Plaza en 1717 y que quizás fuera el motivo de su desaparición:
1a La Cruz del «Barranco» colocada al principio en los terrenos existentes entre las hoy calles Juan Gijón Baños y Miguel Sánchez Maroto, a la izquierda, pues, del Cordel de los Portillos. Allí permanecería hasta la construcción de la capilla en el siglo XVIII.
2a La Cruz del Forcallo». Colocada a la izquierda y en la salida del Camino Real de Almagro hacia Valdepeñas, en las «Cuatro Esquinas» y en sitio ocupado por la casa de los Zarco. No hace mucho se podía leer en cal «Cruz del Forcallo» en el alto del edificio.
3a La «Cruz del Santísimo». Asentada, aún hoy, en la fachada de la iglesia y que colocada sobre la izquierda daba salida al «Cordel de los Portillos».
