Un día de senderismo en Moral de Calatrava.

Senderismo en Moral de Calatrava.

Moral de Calatrava, 1 dic 2019.- Después de un confortable y caliente chocolate con churros en la “tallería” bar el Arco, hacemos la foto obligada con todos los componentes de la ruta.

Serian las 8:30 cuando pasamos por la esquina de Mauricio, donde oficialmente se da la salida. Calles Tercia, Paseo de san Roque y Agustín Bravo nos ponen en la Ronda, desde donde  acometemos la subida a los molinos.

La hoya Blanca, con el cerro Gordo a la izquierda, nos da los buenos días, sus inmortales piedras, nos traen recuerdos de otros tiempos donde la chavalería disfrutábamos de improvisados toboganes: la piedra “arrastraculos” y la piedra de “la raja” que, nos ayudaban a divertirnos y a poner a prueba la resistencia de los pantalones.

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A la derecha, el Peñoncillo, donde solo están las lindes y mojones de “peazos”, la mayoría ausentes de labranza. El cerro de la Mina, nos saluda tímidamente, sorprendido por la algarabía de los caminantes que, a pesar de la dura subida, a algunos de los caminantes todavía les queda resoplo para mantener una conversación.

Coronamos!!… Bonitas vistas las que nos regala el cerro de san Cristóbal en su cara norte, su molino altivo, desafiante, plantando cara a sus grandes vecinos eólicos de enfrente. (Estos molinos fueron los más altos en su época: setenta y cinco metros de torreta, más veinticinco de pala de hélice). Entre el Cerro san Cristobal y las Hoyas, vemos la Boca del Campo por el hueco que forma la Garganta.

Seguimos hacia el norte hasta encontrarnos con la cañada Real Soriana, la cual tomamos en dirección este, a través del cerro de la Jara, para llegar a la mesa del despeñadero donde apreciamos muestras de que el agua ha corrido, el cauce del arroyo y los regueros llenos de fina y húmeda arena, nos dice que el agua pasó por allí.

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Seguimos el cauce del arroyo por el barranco del Despeñadero y, nos encontramos con el paraje de el pozo de las Chapas donde se celebra “resamblas” y “resamblasillo”, después de un reagrupamiento continuamos en dirección al pueblo, hasta encontrarnos con el camino de las Cruces que sube a las Navillas, el que tomamos sabiendo lo que nos espera, superando una zona de construcciones  aparceladas, tomamos un empinado sendero que nos lleva a la parte alta del cerro Santo.

Una vez coronado, en ese momento yo me encontraba entre los primeros, nos encontramos con una nueva senderista, María Angeles, que había salido a nuestro encuentro desde la zona del IES Peñalba. Ya, en plena senda de los colmenares, continuamos la marcha por estrechos y sinuosos caminos con abundante vegetación que te impide el paso. En esta zona podemos disfrutar de unas vistas impresionantes de Moral de Calatrava y de su valle, en pleno Campo de Calatrava, con Calatrava la Nueva y Salvatierra al fondo.

Alguien recuerda el colmenar de Cecilio, construcción en un estado ruinoso, en otros tiempos lugar de reunión de amigos para celebraciones, cualquier fiesta o acontecimiento era motivo para reunirse en este paraje.

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La senda discurre a media ladera del cerro de las Cumbres con la hoya del Carneril a nuestra derecha, encontramos  aljibes, construidas siempre al pie de una configuración rocosa que servia de aprovechamiento del agua que descendía por las paredes de la roca.

En el colmenar de “gallina”, paramos para reponer fuerzas, el bocadillo para unos, y la fruta para otros, componen el tentempié de los senderistas, aprovechamos para hacer una foto de grupo y retomamos la marcha para pasar por el colmenar de los Constantinos siguiendo un sendero que nos lleva al colmenar de “Otavio”. Rodeando el cerro de la Angostura llegamos al camino de Peñalba, cruzando el arroyo del Cerrillo de los Cantuesos.

Volvemos a subir, parece que es la última de las subidas que nos habíamos marcado en esta ruta, llegamos al “Aprisquillo” donde hay reagrupamiento antes de acometer una bajada muy pedregosa que nos llevara al paraje de las “Pizarrillas”, pasando por el cerro de “el Cura, el Palomar y la Cañada de Muletos”.

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Cruzamos todos juntos la CM-412 (carretera de Valdepeñas) para adentrarnos en la dehesa, donde a través del camino viejo de Valdepeñas, llegamos a los “bañejos” desde donde divisamos con gran alegría Moral de Calatrava. Las fuerzas van escaseando en el grupo y solo se piensa en la gratificante cerveza que tomaremos en La Perdiz, donde la organización ha contratado a comida.

Hacemos acopio de las viandas y bebidas que nos han preparado, comentando la experiencia y, deseando afrontar nuevos retos por estas magnificas tierras llenas de parajes impresionantes dentro del Campo de Calatrava.

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