Oficios desaparecidos.- El limpiabotas

Mª Dolores López-Tercero Sánchez.- El taburete bajo, el reposazapatos, los cepillos, el betún, los trapos y el periódico del día son algunos de los útiles empleados por el limpiabotas en su día a día.

Oficio de gran auge en los siglos XIX y XX que, en la actualidad, se resiste a desaparecer, estando presenten en algunas grandes ciudades de nuestro país.


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Hay quien afirma que este oficio apareció, por primera vez, en la Barcelona de 1844, siendo desempeñado en uno de los lugares de mayor afluencia: Las Ramblas.

Oficio desarrollado por hombres y, en la mayoría de las ocasiones, por niños. Era un medio de subsistencia entre los siglos XIX y XX en muchos países europeos.

Los clientes eran varones, siendo mal visto en aquella época que una mujer se sentara en la silla de un limpiabotas para hacer relucir sus zapatos. La mayoría de estos varones eran empresarios o turistas de la ciudad que querían dar una buena impresión a los autóctonos.


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Mientras el limpiabotas limpiaba y le daba lustre a los zapatos con betún, entretenía a su clientela poniéndoles al día con las noticias de la calle e, incluso, ofreciéndoles el periódico del día.

En primer lugar, se limpiaba el polvo del zapato con un cepillo; posteriormente, se aplicaba betún con un trapo; por último, se volvía a cepillar para darle brillo y que estuviera reluciente. En ocasiones, cuando el calzado mostraba algún desperfecto o sus cordones estaban muy desgastados, el limpiabotas los reparaba por un par de pesetas más.

El declive de este oficio se debió al cambio en la moda del calzado, siendo más utilizadas las deportivas y sandalias, así como también los zapatos fabricados con materiales sintéticos.


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A pesar de que es un oficio que ha desaparecido en buena parte de los países, aún pervive en algunos rincones de grandes ciudades como es el caso de Madrid, Sevilla o Málaga, entre otras, siendo un oficio muy común en países como Afganistán o la India.