242 años del nacimiento de fray Julián de Piedralaves

Casa donde nació Fray Julián

Julián Carrasco Cuerva nació el 16 de marzo de 1778 en Piedralaves, siendo hijo de Miguel Carrasco e Isabel Cuerva. Fue bautizado, en la Iglesia Parroquial de San Antonio de Padua, por el párroco Juan Quintana.

Sus abuelos paternos eran Antonio Carrasco y Ana Santos García. Los abuelos maternos, Diego Cuerva y Águeda Moreno. Y, aunque no sabemos con seguridad el número de hermanos que tuviera, sí tenemos constancia, según algunos familiares, que tenía una hermana.


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Su madre le dio a luz en la casa familiar de la actual calle Castor Robledo, en la misma habitación del piso superior donde años más tarde también falleció.

Cuando fray Julián contaba con 15 años, el 7 de mayo de 1793 a las cuatro y media de la tarde, tomó el hábito franciscano en el Convento de Nuestra Señora de las Misericordias de Fuensalida, Toledo. Aquí pasó su primer año de novicio, hasta un año después, el 7 de mayo de 1794 profesó, abrazando la Orden de San Francisco como modelo a seguir durante el resto de su vida.

Se puso como nombre, en el momento de su profesión, fray Julián de los Dolores, aunque siempre fue más conocido como fray Julián de Piedralaves, en alusión a su pueblo natal.

Quizás tras su profesión pasara unos años más en este convento de la provincia de Toledo y, aunque no tenemos constancia de en qué año paso a habitar el Convento del Santo Ángel Custodio de Moral de Calatrava, donde despeñó el cargo de lector de teología, sí que sabemos que en 1817 ya estaba aquí, quedando recogido en diversas fuentes por el popularmente conocido milagro que se le atribuye a este franciscano y que tuvo lugar tras la plegaria pronunciada por él delante de todo el pueblo.


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Después de esta fecha, no debieron pasar muchos años hasta que hizo de otro convento su residencia, pues según un acta de profesión de 1825 era lector de teología y guardián del Convento de San José en Toledo.

Se tiene constancia, también, de su paso por distintos conventos de Madrid, como el de San Gil, donde tuvo el cargo de definidor y secretario; o el de San Cayetano, en el que fue guardián y desde el cual partió con motivo de la exclaustración de 1835 hasta Piedralaves, donde pasaría los últimos años de su vida en compañía de sus familiares y amigos.

En su pueblo natal actuó como teniente de cura, ayudando en los bautismos u otras actuaciones sacras. Fue conocido como “el Santo” por todos sus vecinos, debido a algunos sucesos que formaron parte de su vida.

Fallecía el 9 de octubre de 1842, a los 64 años, de peritonitis, tal y como dejó escrito en el acta de defunción el físico de cabecera.


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Antes de fallecer mandó que sus restos descansaran bajo las goteras del portal de la Iglesia de Piedralaves, para que, en un acto final de humildad, hasta los mismos perros pudieran pisarle. Por desgracia, no se tiene constancia de que realmente aquí repose su cuerpo, pues no hay ningún resto visible que asegure tal enterramiento.

 «Paz y Bien» de Mª Dolores López-Tercero Sánchez