Dos buenos aliados para el verano «el botijo y el sombrero»

Un botijo es un recipiente de barro cocido, poroso, diseñado para beber y conservar fresca el agua sin la necesidad de utilizar refrigeración externa, pudiendo llegar a reducir su temperatura interior hasta 10 grados en condiciones óptimas.

«Estamos en un momento que se mueve el tema del plástico, es un boom, y es una oportunidad para promocionar el barro. Un botijo no necesita frigorífico y es mucho más natural. El plástico contamina mucho y solo tiene un uso. El barro, a la larga, sale más barato y es mucho más ecológico»

El funcionamiento del botijo es el siguiente: el agua almacenada se filtra por los poros de la arcilla y en contacto con el ambiente exterior se evapora, produciendo su enfriamiento. Por lo tanto, la clave del enfriamiento está en la evaporación del agua exudada, ya que esta, para evaporarse, extrae parte de la energía térmica del agua almacenada dentro del botijo.

El botijo es un objeto típico de la cultura española, que presenta diferencias en cuanto a su forma en función de la zona geográfica en la que sea elaborado.

Por lo general, constan de un asa, el cuerpo y de dos orificios, uno más ancho que el otro. El asa se sitúa en la parte superior del botijo lo que facilita así su manipulación. En cuanto a los orificios, el más grande se conoce como la “boca” y es el lugar por donde se llena el botijo de agua; por el contrario el de menor diámetro conocido por “pitorro” o “pitón” es por donde se bebe, ya que permite obtener un chorrillo adecuado para ello. Por último, se encuentra el cuerpo que es el contenedor o depósito del agua.